A medida que se acerca el verano debes aumentar los niveles de protección de la piel de tu bebé.
Ropa ligera, buen humor y comida en las terrazas. Ha llegado la primavera y pronto el verano, y disfrutamos de más horas para pasear junto a nuestro bebé. ¿Tenéis todo listo para salir? No hace tanto frío pero tampoco tanto calor, así que lo mejor será vestirlo con ropa de algodón que le permita transpirar y sentirse fresco. Ten a mano un jersey, y una mantita, pues cuando caiga la tarde, seguro le harán falta.
¿Y para enfrentarse al sol? Mucha prevención, porque aunque el día esté nublado, la delicada piel de tu bebé puede quemarse con una leve exposición (de 10 a 15 minutos). Recuerda que lo peligroso no es la luz solar sino los rayos UV, que siempre están ahí y por eso es fundamental la protección con cremas de filtro solar alto. A medida que se acerque el verano y, dependiendo de la edad de tu pequeño, irás aumentando las precauciones.
Aquí te presentamos algunas indicaciones básicas:
Los bebés entre 0 y 6 meses deben ir completamente resguardados del sol porque su piel es muy sensible y podrían quemarse fácilmente. Camisetas de manga larga, pantalones y gorritos son prendas básicas, pero también es importante que mantengas una sombrilla en el cochecito y un protector solar para las zonas que queden expuestas como las manos o los pies. Para hidratarlo, puedes aumentar la frecuencia de las tomas de pecho o biberón.
Con un bebé de 6 a 12 meses debes evitar actividades al aire libre en las horas en las que el sol es más fuerte (entre las 11:00 y las 4:00 de la tarde) Si vais a la playa, a una piscina o a un jardín, procura que tu bebé se deje aplicar el protector solar en todo el cuerpo y mantenga un sombrero o gorro de tela de ala ancha. Elige una crema protectora a prueba de agua y de amplio espectro, es decir, que protege de los rayos ultravioleta A y B. Aplícala treinta minutos antes de salir y vuélvela a aplicar cada dos horas, sobre todo si el peque ha estado jugando mucho tiempo al aire libre o, incluso, dentro del agua. Los rayos se reflejan en el agua y también hacen daño a la piel.
La hidratación también es fundamental. Si a tu bebé no le gusta mucho el agua, prueba a darle frutas frescas como la sandía y zumos naturales sin azúcar.
Si, a pesar de los cuidados, tu bebé ha sufrido una quemadura actúa con rapidez. La piel enrojecida será el primer síntoma y, para aliviarlo, tendrás que aplicar compresas de agua fría varias veces al día. Una crema hidratante (de base agua) también resulta de mucha utilidad y no solo tratarás la quemadura sino que aliviarás el malestar de tu bebé.
Si le da fiebre, consulta de inmediato con tu pediatra. No es común, pero si tu bebé ha sufrido una quemadura de segundo grado, deberá ser tratado por el médico.
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