Con la llegada de la primavera, muchas personas reciben la visita de un incómodo y, a veces, peligroso, compañero de viaje: la alergia. Puede que tú misma la sufras o que hayas visto a varias personas luchar contra ella a lo largo de los años. Pero, ¿qué ocurre si es tu bebé el que sufre alguna alergia? Tu bebé no puede describir los síntomas que le aquejan, por lo que eres tú quien debes estar alerta y reconocer las señales lo más pronto posible. De esta manera, podrás darle la ayuda que necesita antes de que los síntomas vayan a más y puedan afectar de forma grave a tu pequeño.
Pero, ¿cuáles son estos signos? Dependiendo del tipo de alergia que pueda sufrir tu bebé, estos síntomas pueden variar. La mayoría de las alergias pueden dividirse en tres ámbitos diferentes:alergias a alimentos, medicamentos u otros elementos que se consumen, alergias a algún tipo de componente externo (alguna tela o planta, por ejemplo), alergias relacionadas con las estaciones del año.
Las alergias de tipo alimentario o que tienen que ver con algún producto que se come son las más sencillas de detectar, pues generalmente producen una reacción inmediata o muy cercana del tiempo. Pero los otros tipos de alergias no son tan fáciles de detectar, sobre todo si las reacciones que producen no son muy violentas o si sus síntomas se pueden confundir con otras dolencias.
Pero algunos de los más comunes que suelen ser fáciles de detectar son los siguientes:
1. Vigila los ojos de tu bebé
Una de las señales de alergia más comunes, vinculada sobre todo a las alergias estacionales y externas, es el enrojecimiento de los ojos. Este viene acompañado generalmente de picor y de una importante irritación. Es cierto que este síntoma puede vincularse a otras dolencias muy comunes en niños muy pequeños, como la conjuntivitis. Pero si ves que este síntoma perdura en el tiempo y que ninguno de los métodos habituales hace nada para disiparlo, mantente alerta. Puede ser un signo de alergia.
2.Controla la aparición de sarpullidos, manchas o decoloraciones en la piel.
La piel de tu bebé también te puede dar muchas pistas a la hora de saber si está sufriendo de algún tipo de alergia. Muchas alergias externas o estacionales producen alteraciones de la piel de distinta gravedad e intensidad, por lo que te recomendamos que estés muy pendiente del cuerpo de tu bebé. Es importante que prestes especial atención a aquellas partes de la piel de tu bebé que no suelen correr el riesgo de estar irritadas por otras razones, pues pueden ser un indicativo muy importante de que la aparición de un sarpullido o rojez es consecuencia de una alergia.
Por ejemplo, es bastante común que en el culito o la boca de un bebé aparezcan sarpullidos o irritaciones de vez en cuando por distintas razones.
Pero si tu bebé presenta un sarpullido en la frente, en los brazos, las piernas y los pies, eso no es tan usual. Pero esto no significa que debas dejar de prestar atención a las partes de su cuerpo donde suelen aparecer irritaciones por distintas razones; solo que en ellas es más difícil detectar su origen. Pero si tu bebé tiene una irritación o picor en la piel del culito o la boca durante mucho tiempo y nada de lo que haces parece suponer ninguna diferencia, entonces ten cuidado. Pueden estar provocados por una alergia.
3.Presta atención a su sistema respiratorio.
Las alergias están muy vinculadas al sistema respiratorio. En su forma más agresiva, pueden provocar importantes problemas para respirar, pero existen síntomas menos graves que también pueden alertar de su aparición antes de llegar a tales extremos. Por ejemplo, una de las señales más directas es el moqueo constante. Este síntoma suele confundirse a menudo con signos de resfriado, pero si tal problema perdura en el tiempo, entonces puede estar provocado por una alergia.
También te recomendamos que vigiles si tu hijo estornuda y tose a menudo, pues es algo que se suele asociar a la aparición de alergias estacionales. Por último, si tu hijo tiene mucha congestión de forma constante y presenta problemas para respirar de forma normal, entonces acude a tu médico y dile que sospechas que tu bebé puede tener alergia a algo, para que le haga las pruebas que considere necesarias.
4.Ten en cuenta las temporadas del año.
Las alergias dependiendo del momento del año, como su nombre indica, están vinculadas a un periodo del año concreto. Si uno o varios de los síntomas que te hemos mencionado anteriormente sólo aparecen durante un periodo del año en concreto, existen muchas posibilidades de que se trate de una alergia estacional. Asimismo, también te recomendamos que vigiles los tiempos. Algunos de los síntomas que hemos descrito se pueden confundir con los de un resfriado u otra dolencia muy fácilmente, como habrás podido ver. Pero suelen extenderse en el tiempo, pues hasta que no desaparece el elemento que produce la reacción alérgica, éstos tampoco se van.
Por lo tanto, si tu bebé tiene síntomas de una dolencia común, como una gripe o un resfriado, durante dos semanas o más, pese a estar tratándoselo siguiendo los consejos de tu médico, probablemente exista otra razón para su aparición.
5.Piensa también en los síntomas que faltan.
La mayoría de las ocasiones, cuando tratamos de discernir la razón por la que nuestro bebé está enfermo, nos centramos en los síntomas que tiene. Pero como algunos son comunes a muchas dolencias distintas, a veces es mejor pensar en lo que falta. Por ejemplo, supongamos que nuestro bebé tiene mocos, sus ojos están irritados y estornuda con frecuencia. Lo más normal es que pensemos en un resfriado o una gripe. Sin embargo, estas enfermedades están a menudo acompañadas por fiebre, dolor de cabeza o pesadez muscular, síntomas que no suelen estar vinculados a las alergias más comunes. Por lo tanto, a la hora de pensar si tu bebé puede estar sufriendo una alergia o no, piensa no solo en los síntomas que exhibe tu hijo, sino también en los que no están presentes.
Por último, nuestro consejo más importante es que siempre hables de lo que te preocupa con un profesional médico. Si sospechas que tu bebé puede tener alergia a algo, consulta a su pediatra y pídele su opinión al respecto. Cuando se trata de la salud de tu bebé, ninguna precaución es exagerada.