La mayoría de los padres prefiere dar el baño en la noche, como parte de la rutina para ir a dormir.
Lo que más reconforta al bebé durante sus primeras semanas de vida es el contacto físico con mamá. Le encanta sentir tu piel, escuchar tu corazón y percibirte muy cerquita. Pero papá también tiene una oportunidad de oro para demostrar con sus manos cuánto le ama: el momento del baño.
Mientras tenga cordón umbilical, bastará con pasarle una esponja natural húmeda o, lo que es mejor, frotarle suavemente con las manos, especialmente por la zona genital y del culete.
Luego, cuando se le caiga el cordón, papá y mamá podrán disponerlo todo para prepararle baños fantásticos al pequeño rey de la casa: una bañera, poca agua tibia (unos siete centímetros), jabón y champú especiales para bebés y si lo preferís, un juguete sumergible para hacer de este momento uno de los más divertidos del día.
Como tu bebé aún no gatea y, por lo tanto, no se ensucia demasiado, no es necesario prolongar el baño. Bastará con unos minutos, pues tampoco se recomienda usar grandes cantidades de jabón o champú porque pueden resecar la piel. Piensa que el baño, en esta etapa de su vida, es un momento de relajación para él, un goce para los sentidos en compañía de papá y mamá.
Papá puede encargarse de sumergirle lentamente en la bañera y sostenerlo con firmeza poniendo su brazo por debajo de la espalda. Mamá frotará con la esponja o con sus manos y ambos, le cantarán o le dirán cositas agradables al pequeñín para que permanezca tranquilo.
El cuerpo se lava de arriba abajo y la zona genital de delante hacia atrás. En la cara no hace falta poner jabón, simplemente se coge un algodón húmedo y se limpian con cuidado los ojos, las orejas y la nariz (si es que hubiera moquitos secos por ahí). Es muy importante cuidar sus oídos, así que ni se os ocurra pasar agua por ellos, porque podríais ocasionarle una otitis.
Con el pelo, el consejo es básicamente el mismo: poca agua y poco champú y un aclarado rápido con la cabeza inclinada hacia atrás.
Rápidamente, sacáis al bebé de la bañera y lo envolvéis en su albornoz o capa de baño, para proteger y secar su cabeza. No es conveniente frotar su piel con la toalla porque podría resecarse; sólo hay que pasarla por encima como si le estuvierais poniendo pañitos.
Para muchos padres, el baño es la antesala perfecta para ir a dormir, el primer paso de la rutina nocturna que tranquilizará al bebé y le permitirá comprender que ha acabado el día y ha llegado la hora del pijama, la leche y la cuna.
De hecho, tras el baño, viene otro momento precioso en el que papá también puede participar: el masaje. No os preocupéis si no tenéis conocimientos previos o nunca habéis hecho uno. Dejaros llevar por el instinto y empezad a tocar muy delicadamente todo el cuerpo de vuestro bebé. El aceite de almendras dulces es muy bueno para que las manos se deslicen con suavidad y no hace falta ejercer presión en ninguna zona. Las puntas de los dedos resultan mágicas para lograr el efecto de relajación que os habéis propuesto.
Ahora bien, si papá no se siente muy seguro de hacer el masaje, puede acompañar a mamá mientras ella lo hace. Su voz y también sus manos, cogiendo los brazos o piernas del pequeño, le harán sentirse muy seguro y en familia.
¿Cómo disfrutáis del momento baño del bebé en casa? ¿Qué es lo que más os gusta?
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