Algo se ha movido dentro de ti y no es ni tu estómago ni tu intestino: ¡es tu bebé! Te parece increíble pero… ¡Ahí está otra vez! Tal vez esté dando vueltas, tal vez se está acomodando o tal vez está explorando su casita-útero. No estás muy segura de lo que hace pero puedes apostar a que él o ella se está comunicando.
Y es que entre las semanas 16 y 22 de gestación comienza a darse uno de los momentos más fascinantes del embarazo: la madre es capaz de identificar los movimientos de su bebé. Algunas mujeres lo describen como una mariposa aleteando allá adentro y otras prefieren decir que es un pequeño pez nadando de un lado a otro; pero todas coinciden en que es la primera comunicación real entre los dos, un momento de intimidad mágico y emocionante.
Poco a poco los movimientos se van haciendo más fuertes y, por lo tanto, más evidentes para quienes rodean a la madre. De hecho, en el segundo trimestre del embarazo papá podrá poner su mano en la tripa de mamá y notar cómo la pequeña criatura da patadas o se está girando.
Es probable que cuando te tomes un descanso el bebé aproveche para moverse más. Es lógico: con tus movimientos, él se arrulla y se duerme y cuando está todo en calma, se muestra más activo que nunca.
Cuando sientas que se mueve, aprovecha para entablar “diálogos” mediante la música y las voces. Seguro que te sorprenderá darte cuenta de que el bebé “responde” a ciertos estímulos con sus movimientos. Y es que los sonidos externos, en especial los graves (como la voz de papá) los podrá sentir a partir de la semana 28 y, a medida que crece, los identificará más y mejor.
Una vez que tengas a tu bebé en brazos podrás comprobar que esta comunicación ha sido verdadera, pues se tranquilizará cuando le repitas esa canción que solías entonar cuando todavía estaba dentro de ti y cuando escuche de cerca la voz de papá.
¡Pero volvamos a los movimientos! Desde que los percibas, es importante que estés atenta a sus repeticiones y su intensidad, porque si ya estás acostumbrada a sentir a tu bebé y de pronto, deja de dar tantas patadas como antes o no se mueve con la velocidad que acostumbraba, debes consultar con tu médico. Una reducción en la actividad del bebé puede ser síntoma de algún problema.
Ahora bien, a medida que se acerca la fecha del parto, el espacio allá adentro se va estrechando y el bebé pierde la capacidad de moverse a sus anchas. Seguro que sentirás patadas y codazos, pero tu bebé está tan ocupado en situarse bien dentro de tu pelvis que ya no hará aquellos largos recorridos uterinos que solía hacer…
¿Qué habéis sentido al notar la primera patadita de vuestro peque?