¿Cómo cuidar la delicada piel de tu bebé?

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¿Cómo cuidar la delicada piel de tu bebé?

Una de las sensaciones más hermosas del contacto con tu bebé es tocar su piel. Es tan suave que dan ganas de estar abrazándolo contra tu pecho todo el día. De hecho, diversos estudios recomiendan mantener al recién nacido muy cerca del corazón de mamá y, de ser posible, piel contra piel, para que el pequeño se sienta más seguro y protegido.
Además del contacto físico contigo, la piel de tu bebé necesitará cuidados especiales para evitar irritaciones, deshidratación o infecciones.

La piel de un recién nacido es mucho más fina que la de un adulto y, por lo tanto, más permeable a las sustancias del ambiente exterior y con menor capacidad de absorber agua y calor. Tus cremas hidratantes podrían resultarle tóxicas, por lo que resulta indispensable conseguir productos naturales como el aceite de almendras dulces o cremas especialmente diseñadas para bebés.
¿Es tan importante el cuidado de la piel? Te preguntarás. Pues sí. Lo es y mucho, porque en esta primera etapa de su vida, tu bebé no cuenta con la resistencia suficiente contra infecciones y parásitos. Su piel es mucho menos ácida que la tuya y no tiene prácticamente ácidos grasos ni glándulas sebáceas que garanticen la función protectora de la piel, tan necesaria en el cuerpo humano.

Para vestirlo usa ropa de algodón y si es algodón orgánico mucho mejor. Lava su ropa aparte con detergente especial para ropa delicada y no utilices suavizante ni ningún tipo de perfume.

Los primeros días, tu bebé no necesitará que le bañes en profundidad. Bastará un poco de agua y que le pases tu propia mano por el cuerpo. Ni jabones ni champús. Es más, tampoco es necesario bañarlo a diario. Un recién nacido no compite en grandes maratones, así que tranquilízate: si lo bañas dos o tres veces por semana será suficiente.
A medida que va creciendo, puedes introducir productos especialmente diseñados para él: cremas hidratantes para cara y cuerpo y jabones sin perfumes ni colorantes. Ten en cuenta que los jabones neutros o de avena podrían resecarle.
Si utilizas esponja, elige las naturales (de mar) pero no frotes con fuerza y, al finalizar el baño, recuerda que un buen masaje con aceite de almendras dulces le hidratará y le relajará.

Si aparecen pequeñas sequedades rojas, es posible que tu bebé sufra de piel atópica. No te alarmes. Éste es uno de los problemas dermatológicos más frecuentes entre los recién nacidos y se resuelve con cremas formuladas para pieles atópicas. Lo importante es que la piel de tu bebé permanezca bien hidratada a lo largo del día y poco a poco las resequedades irán desapareciendo.

Pero seguro que lo que más te preocupa es una pañalitis. Esas irritaciones en el culete pueden ser muy molestas para tu pequeño y angustiantes para ti. Para evitarlas, cambia con frecuencia el pañal de tu bebé, incluso si no se ha hecho caca. La acidez de la orina también puede desencadenar una pañalitis.
Asegúrate de que la piel ha quedado completamente seca antes de poner el pañal y si no te gustan las toallitas húmedas que venden en el mercado, puedes limpiarlo con agua y algodón. Una crema protectora (preferiblemente de pasta al agua) será suficiente para protegerle, pero si a pesar de todos los cuidados, ves que su culete se ha puesto rojo elige una crema que tenga óxido de zinc para tratar esta dermatitis.

¿Habéis tenido problemas con la piel de vuestro bebé, cuáles son vuestras recomendaciones?

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