Cambios estacionales a tener en cuenta.
El verano es una buena época para disfrutar de la naturaleza, pero para no tener sustos está bien tener en cuenta una serie de cosas: el calor, las piscinas, los insectos, la playa, el sol, la hidratación y tomar una serie de precauciones con los más pequeños de la familia para aprovechar todos los beneficios de la esta época estival pero minimizando los sustos.
Insectos
Los días de sol y calor invitan a disfrutar del aire libre, parece que los insectos piensan lo mismo y acostumbra a haberlos en cantidad. Para prevenir las picaduras de insectos conviene utilizar un repelente aunque los bebés no pueden utilizar el mismo que los adultos ya que podrían resultarles tóxicos, su piel es más fina y más absorbente que la de los adultos. Se aconseja, para los menores de dos años repelentes elaborados a base de una planta medicinal llamada citronela.
Aire acondicionado
Los bebés pueden dormir con aire acondicionado siempre y cuando el equipo se ponga a una temperatura adecuada (alrededor de los 24 grados centígrados). Es imprescindible que el aire frío no impacte de forma directa sobre el bebé.
Sol
Los menores de un año no deben exponerse al sol de forma directa, por eso si van a visitar la playa deben permanecer debajo de la sombrilla. De todas maneras, cuando esté debajo de la sombrilla también se le debe controlar pues la reverberación de luz y calor que hay en la playa también puede afectarlos.
Cabe aclarar que la Sociedad Española de Pediatría no aprueba el uso de cremas fotoprotectoras en menores de seis meses. Después de esa edad, se recomienda utilizar pantallas solares de amplio espectro, es decir que protejan contra los rayos UVB y UVA, con Factor de Protección Solar (FPS) 30.
La piel y el calor
La humedad y el calor favorecen la aparición de inflamaciones y erupciones en la piel. Enfermedades como la sudamina que consiste en erupciones y que se producen cuando el sudor queda retenido y acostumbra a localizarse en la espalda del bebé; como por ejemplo la dermatitis del pañal que consiste en la irritación de la piel que está en contacto con el pañal. No son exclusivas del verano pero las altas temperaturas hacen que aumente el sudor y que aparezcan con mayor frecuencia.
Para prevenirlas hay que procurar que la piel esté seca el mayor tiempo posible, una buena manera de lograrlo es aumentar la frecuencia del cambio de pañales. En algunos casos, puede estar indicado el uso de cremas astringentes.
No olvides mantener la piel cuidada como en el resto del año.
Hidratación
La hidratación es fundamental para un verano sin problemas. En principio los bebés con lactancia materna no necesitan suplemento de agua a menos que hayan pasado mucho calor, los que ya están tomando papillas o reciben lactancia artificial es más frecuente que precisen suplementos de agua. Una buena forma de saber si nuestro bebé está bien hidratado es tener en cuenta la cantidad de pipí que hace, si es la misma de siempre todo correcto, si es menor hay que ofrecerle más líquidos.
Autora: Dra. Eugenia Fernández-Goula