Has decidido que quieres que el parto de tu bebé sea en el agua. Conoces bien las ventajas y las desventajas de esta forma de dar a luz, has conversado con tu matrona y con el médico, y todo marcha bien como para que tu decisión pueda concretarse. ¿Qué tienes que hacer antes del Gran Día?
Escoge el lugar y el profesional
Es importante que la persona que asista tu parto ya esté habituada a los nacimientos en el agua, ya sea que te prepares para un parto en casa o en una maternidad que ofrezca la posibilidad de un parto acuático. Algunos hospitales no permiten este tipo de nacimiento, por eso es muy importante que averigües a tiempo en los establecimientos de tu localidad para encontrar el sitio indicado.
La bañera y el agua
Si optas por un parto en casa, debes preparar todos los suministros necesarios. El más importante de todos es la bañera, que debe ser amplia y confortable, y lo suficientemente profunda como para que el agua llegue a tus axilas para que puedas flotar y moverte libremente. Es necesario utilizar un limpiador no abrasivo y desinfectarla y fregarla muy cuidadosamente antes del parto. También conviene adquirir dos mangueras, una para el llenado y otra para el vaciado. Respecto del agua, si es lo suficientemente limpia como para beberla, también está lo suficientemente limpia como para el parto. La temperatura de la misma debería estar rondando los 37 ºC, que es la temperatura corporal.
Practica técnicas de control del dolor
Optar por un parto en el agua significa renunciar a la epidural: por un lado, es imposible colocar y mantener en su sitio el catéter que se coloca en la espalda. Por otro lado, no puedes estar mareada, con temblores en las piernas o sin fuerzas –efectos secundarios que pueden aparecer ante la anestesia. Si bien el agua ofrece cierta analgesia natural, el parto en el agua puede ser muy doloroso. Es importante que trabajes durante tu embarazo en técnicas de relajación mental, respiración y control natural del dolor. Si crees que no podrás tolerarlo, tal vez el parto en el agua no sea lo más indicado después de todo.
Prepárate mentalmente (pero considera un plan B)
Lee e infórmate bien acerca del parto en el agua, qué esperar y qué puedes sentir, tanto de manera física como espiritual. Es bueno que asistas a clases de preparación para el parto con alguien que tenga experiencia en estos nacimientos, o que converses con otras mujeres que hayan dado a luz de esta forma. Al mismo tiempo, has de estar preparada para que pueda surgir algún imprevisto que te fuerce a cambiar los planes (por ejemplo, una posición del bebé que no sea la óptima, o algo que requiera monitoreo fetal continuo). En ese caso, debes relajarte y comprender que lo importante es que tu hijo nazca bien, como tenga que ser, aún si no es como lo habías soñado.
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